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Cambiar el mundo exige cambiar de rumbo, escribe el Papa para la meditación del Vía Crucis en Roma

Por Carol Glatz

Catholic News Service

ROMA (CNS) — Los “constructores de Babel” de hoy están construyendo un infierno en la tierra, rechazando a todos los que ellos deciden que son “perdedores”, escribió el Papa Francisco en las meditaciones para el Vía Crucis.

“Tu camino, Jesús, es el camino de las Bienaventuranzas: no destruye, sino que cultiva, repara, protege”, escribió el Papa para la ceremonia nocturna del 18 de abril en el Coliseo de Roma.

“Los constructores de Babel nos dicen que no es posible equivocarse y que el que cae está perdido; es la obra del infierno “, escribió. “La economía de Dios, por el contrario, no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra”.

Cada año, el Papa suele elegir a una persona o grupo de personas diferentes para que escriban la serie de oraciones y reflexiones que se leen en voz alta para cada una de las 14 estaciones, que conmemoran la condena de Cristo, su traslado con la cruz hasta el Gólgota, su crucifixión y su sepultura. Sin embargo, este año el propio Papa ha escrito los comentarios y las oraciones para el Año Santo, al igual que hizo para el Año de la Oración del año pasado.

Por tercer año consecutivo, estaba previsto que el Papa Francisco siguiera el servicio nocturno del Vía Crucis desde su residencia vaticana por motivos de salud, mientras se esperaba que 25.000 personas se reunieran fuera del antiguo anfiteatro.

El cardenal Baldassare Reina, vicario pontificio de Roma, fue designado para sustituir al Papa, presidir la ceremonia del Viernes Santo y ofrecer la bendición final.

Representantes de distintos grupos se turnaron para llevar una cruz de madera: migrantes, jóvenes, discapacitados, voluntarios, trabajadores caritativos, educadores y miembros del “Ordo Viduarum”, un grupo de viudas al servicio de la Iglesia.

Los comentarios y oraciones del Papa de este año analizaron cómo “la vía del Calvario pasa por nuestras calles de todos los días”.

Jesús vino a cambiar el mundo y, “esto significa para nosotros cambiar de dirección, ver la bondad de tus pasos, dejar trabajar en nuestro corazón la memoria de tus ojos”, escribió en su introducción.

“Sólo es necesario escuchar la invitación: ‘¡Ven! Sígueme! Y confiar en esa mirada de amor”, y a partir de ahí “todo vuelve a florecer”, escribió, y los lugares desgarrados por el conflicto pueden avanzar hacia la reconciliación, y ” un corazón de piedra puede convertirse en un corazón de carne”.

Para la primera estación, “Jesús es condenado a muerte”, el Papa destacó cómo Jesús respeta la libertad humana y confía en todos poniéndose “en nuestras manos”.

Pilato podría haber liberado a Jesús, pero “no lo hizo”, escribió el Papa, pidiendo a los fieles que reflexionen sobre cómo hemos sido “prisioneros de roles de los que no hemos querido salir, preocupados por las molestias de un cambio de dirección”.

“Podemos obtener de ella maravillas: liberando a quien es acusado injustamente, profundizando en la complejidad de las situaciones, contrastando los juicios que matan”, escribió el pontífice, porque es Jesús quien está ante nosotros, silenciosamente, en cada hermana y en cada hermano expuestos a juicios y prejuicios”.

“Vuelven argumentos religiosos, objeciones jurídicas, el aparente sentido común que no se involucra en la suerte de los demás; miles de razones nos ponen de la parte de Herodes, de los sacerdotes, de Pilato y de la multitud. Sin embargo, puede ser diferente”, escribió.

Para la segunda estación, “Jesús carga con su cruz”, el Papa escribió que la mayor carga es tratar de evitar la cruz y eludir la responsabilidad.

“Sería suficiente con no escapar y permanecer junto a aquellos que nos has dado, en los contextos donde nos has puesto. Unirnos, sintiendo que sólo así dejamos de ser prisioneros de nosotros mismos”, escribió.

“El egoísmo nos carga más que la cruz. La indiferencia nos pesa más que el compartir”, escribió el Papa, según la versión en inglés de estas reflexiones, publicada por el Vaticano.

La versión en español de esta reflexión continúa: “Lo había anunciado el profeta: ‘Los jóvenes se fatigan y se agotan, los adultos tropiezan y caen; pero los que esperan en ti renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan’”.

Para la séptima estación, “Jesús cae por segunda vez”, el Papa subrayó cómo Jesús no tuvo miedo de tropezar y caer.

“Quien se avergüenza de ello, quien hace alarde de infalibilidad, quien oculta sus propias caídas y no perdona las de los demás, reniega del camino que tú has elegido”, escribió el Papa.

“En ti todos nos encontramos y somos llevados a casa, como la única oveja que se había perdido”, decía la meditación del Santo Padre.

“Deshumana es la economía en la que noventa y nueve valen más que uno. Sin embargo, hemos construido un mundo que funciona de ese modo; un mundo de cálculos y algoritmos, de frías lógicas e intereses implacables”, escribió.

Sin embargo, “la ley de tu casa, economía divina, es otra, Señor”, escribió, “Volvernos a ti, que caes y te levantas, es un cambio de ruta y un cambio de paso. Conversión que devuelve alegría y nos lleva a casa”.

En su oración para la undécima estación, “Jesús es clavado en la cruz”, el Papa pidió que se rezara a Dios para que nos enseñe a amar cuando “cuando nos vemos inmovilizados por leyes y decisiones injustas”, cuando ” nos vemos contrastados por quien no quiere la verdad y la justicia”, y cuando todos dicen: ‘No hay nada más que hacer’”.

Pie de foto imagen principal: El cardenal Baldassare Reina, vicario papal de Roma, encabeza la procesión del Vía Crucis durante el servicio del Viernes Santo en Roma el 18 de abril de 2025. (Foto CNS/Vatican Media)

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