Queridos hermanos en Cristo:
Es con inmensa alegría que celebramos la elevación de la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Esta prestigiosa designación es un testimonio de la devoción perdurable de nuestra comunidad en la Diócesis de Dallas, de la riqueza cultural contenida entre las paredes de nuestro santuario nacional y de la fe inquebrantable que ha moldeado la historia de este lugar sagrado.
El camino hacia este logro trascendental ha sido forjado por la dedicación de innumerables fieles, cada uno contribuyendo al vibrante tapiz que define el legado de la Catedral Santuario Nacional. Hay que tener presente que esta elevación es un reconocimiento no solo a una estructura física, sino a un signo de fe, historia y esperanza: un santuario para el crecimiento espiritual, un edén para adorar a Dios y un refugio para innumerables almas en busca de consuelo.
La Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe, anteriormente conocida como la Catedral Santuario de la Virgen de Guadalupe, es más que un edificio; es un testimonio de nuestro firme compromiso a servir las necesidades de nuestras comunidades de fe en nuestra querida diócesis, así como un signo de nuestra devoción a Jesucristo, nuestro señor y salvador.
Hasta el día de hoy, Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de las Américas, continúa inspirándonos con su aparición a San Juan Diego acontecida siglos atrás, transmitiendo un mensaje de amor, unidad y cuidado maternal por la humanidad. Al celebrar su fiesta el 12 de diciembre, recordamos su perdurable significado en nuestras vidas. Nos alegramos de que cada año decenas de miles de peregrinos viajen a Dallas para rendir homenaje y celebrar su devoción a nuestra señora en nuestra Catedral Santuario Nacional.
La historia impregnada en los ladrillos rojos y la cantera, los intrincados y hermosos vitrales y la maravillosa arquitectura que dan forma a la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe reflejan la firme devoción de los 1,3 millones de católicos en nuestra diócesis.
Nos apoyamos en los hombros de aquellos que nos precedieron, y esta elevación a categoría de santuario nacional nos impulsa hacia un futuro cimentado en la fe, la comunidad y el servicio. También, fortalece nuestro compromiso a preservar y mejorar este preciado y emblemático lugar, asegurando que su significado histórico y espiritual perdure para las generaciones futuras.
Quiero que sepan cuán profundamente agradecido estoy de ser el obispo de la Diócesis de Dallas. Me siento muy bendecido de ser el pastor de esta maravillosa familia diocesana. Juntos, nos embarcamos en un nuevo capítulo, lleno de esperanza y crecimiento.
Que la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe continúe siendo una fuente de consuelo, un signo de fe y un símbolo de unidad para todos nosotros en la Diócesis de Dallas y más allá.
Fielmente suyo en Cristo,
Excelentísimo obispo Edward J. Burns