Por: Isabella H. de Carvalho – Istanbul VATICAN NEWS En la Catedral del Espíritu Santo de Estambul, el Papa León…
“No estamos solos”, así resumió María Salazar, el sentimiento que la embargó cuando supo que podría enviar a El Vaticano una misiva con la intención de pedir al santo padre por la protección de los inmigrantes hispanos.
“Dios nos tiene en su mano y no nos abandona”, agregó Salazar, oriunda de Monterrey, México y servidora junto a su esposo Pedro, desde hace una década, en el Ministerio de Eucaristía de su iglesia, la parroquia de Santa Ana, en Coppell.
Los Salazar escribieron en una tarjeta su petición para que Dios interceda tocando el corazón de los líderes y las familias inmigrantes dejen de sufrir persecución en Estados Unidos.
McKinney — Tocando el tambor y danzando para la Virgen de Guadalupe, Daisy Saldaña aprendió a ser católica. Su guía e inspiración ha sido siempre su madre, Martha Saldaña, que durante 16 años bailó junto a la Danza Matachines de San Miguel Arcángel y ahora es parte de la coordinación.
A los siete años Daysi se hizo matachín y celebró sus quince convirtiéndose en la Tamborera del grupo, que por generaciones se ha mantenido formando niños y jóvenes en esta tradición esencial de la fe católica mexicana.
PLANO— Entre el 25 y el 26 de octubre, la parroquia de San Marcos El Evangelista presentó la Exhibición Internacional de los Milagros Eucarísticos creada y diseñada por San Carlo Acutis, con motivo de la reciente canonización de este joven italiano.
La exposición se presentó en inglés y español. Se expusieron más de 100 milagros eucarísticos de diferentes países entre ellos Argentina, Colombia, México y Perú.
Han pasado 29 años desde que una parroquia en la Diócesis de Dallas ofreciera por primera vez a su feligresía los Talleres de Oración y Vida (TOV). El espíritu que impulsó a los pioneros de esta obra de evangelización en nuestra diócesis, se mantiene vivo y vibrante.
Los esposos Eduardo y Magdalena Egúsquiza, oriundos del Perú y feligreses de la Iglesia de María Inmaculada en Farmers Branch, trajeron los TOV a Dallas en 1996, movidos por el deseo de compartir las bendiciones que ellos recibieron después de transformar su vida de oración.
DALLAS—Ser bilingüe va más allá de hablar dos idiomas, es capturar y vivir dos culturas que crean una identidad. En la Academia Católica de Santa Clara de Asís, este es un modo de vida que plasman día a día maestros y estudiantes, pero es la celebración anual de la Herencia Hispana, el momento esperado para reflejar con gozo las múltiples caras que tiene nuestra hispanidad.
El 26 de septiembre fue para Sarema Rivera, alumna de octavo grado, la ultima participación que tendrá en esta icónica celebración escolar, antes de terminar su escuela intermedia.
Y es que el orgullo de celebrar, compartir y aprender de cada pueblo hispano, lo ha sentido desde que entró en kínder garden, pero lejos de sentir melancolía la chica de 13 años, está llena de orgullo y grandes memorias.
“Recuerdo que de pequeña veía a los estudiantes más grandes bailar y compartir y hoy me alegra que otros niños pequeños aprendieron de mí”, dijo Rivera hija de padre puertorriqueño y madre mexicana.
La joven representó junto a sus compañeros de clase al país centroamericano de El Salvador. Otras clases representaron los países de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México y Perú.
AMOR POR LAS RAÍCES
Los estudiantes vistieron trajes típicos, compartieron bailes, comida y un ‘museo viviente’ en el que compartieron la música, deporte, arte y expresiones de fe de esas naciones.
“Me sentí bien orgullosa y muy alegre de ser salvadoreña”, dijo Paola Navas de octavo grado e hija de padres salvadoreños. “Mis compañeros también se sienten orgullosos de sus raíces”, agregó.
“Es una gran oportunidad para traer un pedacito de nuestra tierra, a otra tierra que nos ha abierto las puertas e inculcar a nuestros estudiantes el amor por sus raíces, por su gente”, dijo Glenda Salazar, profesora de octavo grado, originaria de El Salvador y quien ha enseñado en Santa Clara por cinco años.
“Somos la única escuela en la Diócesis de Dallas que es bilingüe entonces los estudiantes están fuertemente potenciados tanto en el inglés como en el español”, agregó.
“Yo siempre les digo a mis alumnos, esto es como una cadena, si tu te atas a través de tu cultura, esto no se rompe y continua por los siglos de los siglos”, dijo.
“Celebrar la diversidad de nuestras culturas es sentirse orgulloso de nuestra educación y de donde venimos”, agregó la maestra Samantha López de descendencia mexicana.
Jorge Acosta, estudiante de sexto grado, dijo que el sombrero vueltiao típico colombiano, es un recuerdo que se quedará para siempre en su memoria porque le gustó “como se viste la gente en ese país sudamericano y me siento orgulloso de ser hispano”.
El maestro Héctor Guzmán, director de la Sinfónica de Irving, compartió una sesión de preguntas y respuestas e invitó a la comunidad escolar a reconocer la importancia de la educación y estar siempre orgullosos de nuestras raíces.
“Es siempre de orgullo compartir nuestras raíces, sobre todo a niños de esta edad, que todo lo absorben como las esponjas,” dijo a Revista Católica Dallas el talentoso músico originario de Zacatecas y quién migró hace 40 años a Estados Unidos.Guzmán también dirige la Sinfónica de Plano y la orquesta de San Angelo y Corpus Christi.
La directora Jennifer Fernando dijo que esta es una de celebraciones más importantes para Santa Clara y alabó la ayuda de padres voluntarios que dieron de su tiempo y esfuerzo para planear la decoración y la comida.
“Esta celebración es una riqueza porque nos motiva a entrelazarnos como hermanos, ver nuestros nexos culturales, pero también espirituales, porque nuestras raíces de fe están muy unidas a nuestra cultura”, dijo el padre Richard Arriaga, originario de Ecuador y vicario de la parroquia de Santa Clara de Asís.
Pie de Foto: Dos estudiantes de la escuela de Santa Clara de Asís demuestran un baile típico en la Celebración de la Hispanidad, realizada el 25 de septiembre de 2025. Foto: Especial para RC/María Olivos
De cara al Santísimo, abriendo los oídos y los ojos del corazón, decenas de niños y jóvenes servidores del altar, así como familias enteras participaron el 8 de agosto en la primera Hora Santa Vocacional en la parroquia de María Inmaculada en Farmers Branch.
Momentos de oración, meditación y de dulces cantos, se dejaron sentir ante Jesús Sacramentado, “pidiendo a Dios que suscite en nuestra parroquia más vocaciones sacerdotales, religiosas y matrimonio santos”, explicó Willy León quien hace parte de la coordinación del grupo de monaguillos “Sociedad Santo Domingo Sabio”, integrado por cerca de 30 niños y jóvenes.
“Unidos en oración” junto a la comunidad parroquial, destacaron la necesidad de que los monaguillos acompañen su servicio y formación, con la oración frente al santísimo, siendo “el ministerio de monaguillos un semillero de vocaciones”, resaltó León.
El padre Fergal O’Duill, originario de Irlanda, misionero de la orden de los Legionarios de Cristo, y director del Ministerio de hombres Regnum Christi en la escuela The Highlands, fue invitado en esta oportunidad, guiando momentos de reflexión y compartiendo cómo Dios lo llamó a la vida sacerdotal.
“Este es nuestro trabajo ahorita”, agregó León explicando que al exponerlos a una Hora Santa Vocacional niños y jóvenes van a escuchar sobre el llamado y de ahí poco a poco irles cultivando la vocación.
“Tenemos que comenzar a hablarles desde niños, desde jóvenes y decirles acuérdate que tienes una vocación que Dios te va llamar, ya sea matrimonial, sacerdotal o vida consagrada. Ponerlo en su mente y en su corazón y de esa manera en algún momento de su vida adulta puedan responder a Dios con generosidad, ya con una formación”, dijo León.
Edith Rangel, es madre de siete hijos, dos de ellos monaguillos que recién comenzaron a servir en el altar este verano y quiso ayudar en la organización de esta primera Hora Santa Vocacional.
El coro de niños de la Iglesia de María Inmaculada los acompañó, en lo que tomó un mes de preparación y coordinación, pero sobre todo ayudando “con oración” para que se moviera “el Espíritu Santo esa noche”, explicó Rangel.
Rangel se emociona de ver a sus hijo Levi Guzmán de 10 años y Juan Pablo Guzmán de 8, servir como monaguillos, pues ella de joven fue también servidora de altar, en la parroquia de Santa Mónica en Dallas. Ahora, junto a su esposo Elíseo Guzmán, pertenecen a la Iglesia de María Inmaculada.
“Es importante orar por las vocaciones de nuestros hijos”, enfatizó Rangel, pues “como padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos y lo mejor que les podemos dar es la fe en Dios”, dijo.
La familia, “es nuestra iglesia doméstica, por lo que es muy importante que como padres asistamos a las Horas Santas Vocacionales”, señaló y agregó que “nosotros también estamos viviendo una vocación en nuestro matrimonio y nos toca guiar a nuestro hijos en el camino de Dios, tanto haciendo oración constante con los niños, como juntos en la iglesia, plantando esa semillita en cada uno de ellos”.
Esta Hora Santa también fue una invitación para más niños y jóvenes que se quieran unir al grupo de monaguillos. Al terminar hubo un tiempo con refrigerio para charlar directamente con los sacerdotes sobre cualquier inquietud vocacional.
Pie de Foto: Isabela Lara (Izq) y Daniela Colorado,miembros del grupo de monaguillos Sociedad de Santo Domingo Sabio en la parroquia de María Inmaculada en Farmers Branch, participan de la Hora Santa Vocacional, el 8 de septiembre de 2025. Foto: Especial para RC/Tacho Dimas
Los niños están sentados en parejas y los rodea en la pared, una serie de pancartas de colores vibrantes con frases en inglés y español. Algunos se comunican en inglés y otros hablan español. Es la clase de segundo grado en la Academia Católica de Santa Clara de Asís, la única escuela en la Diócesis de Dallas con un programa activo de enseñanza dual.
“¡Buenos días niños!, dice en español la profesora María Carpio. ¿A qué no saben con quién estoy? pregunta causando intriga en su joven audiencia. ¡Con mi amigo René! contesta la maestra antes de presentar a su invitado, un títere de color verde vestido con traje negro y corbata roja.
La señora Carpio, de origen peruano, usa a René como una herramienta didáctica en su clase dual, para “hacer sentir a sus alumnos cómodos con el idioma español y atentos a la clase”.
La Academia tiene una matrícula de 130 estudiantes provenientes en más de un 95% de hogares donde el español es la primera lengua.
Las virtudes teologales —fe, esperanza y caridad— son un regalo de Dios que fortalece nuestra alma y nuestro ánimo en un mundo lleno de contrariedades y obstáculos.
La esperanza, entendida como la creencia inherente de que el futuro será mejor que el presente, se ilumina con la fe y con el amor que crece en nosotros a través de la vida sacramental.
Por Violeta RochaEspecial para Revista Católica Dallas DALLAS—Llevando al hombro una pequeña mochila que simulaba una capa de super héroe,…