Scroll Top

Monaguillos: la alegría de servir

Dejando campo a la curiosidad de la infancia y la alegría de la fraternidad, niños se enamoran de la santa eucaristía.

Por Violeta Rocha

Especial para Revista Católica Dallas

DALLAS—Cada martes por la tarde, la alegría de cerca de 50 niños entre los 8 y los 17 años, hace eco en la parroquia de San Bernardo de Claraval al Este de Dallas. Los chicos, que ya han recibido la Primera Comunión, llegan para entrenarse como servidores de altar, sin embargo no siempre el salón es el ambiente de formación. Frecuentemente el grupo organiza salidas al parque para jugar en los árboles, visitar el lago para pescar o disfrutar una tarde en la bolera.

El sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, padre Luis Prado, ha impulsado esta modalidad de formación en la fe conjugada con la lúdica desde hace dos años, cuando el grupo empezó a crecer y algunos padres de familia se acercaron para apoyarlo.

“Esto les ayuda a crecer en fraternidad”, explicó. “Pero también en un montón de virtudes como el compañerismo, el servicio, la disciplina, el respeto a las reglas”, agregó. “Es como crecer en una familia”.

Los niños han respondido copiosamente al punto de que una de las 8 misas dominicales en San Bernardo, tiene hasta 12 monaguillos sirviendo.

“Para los niños poder servir es estar cerca de Jesucristo en el sacrificio que hace por nosotros durante la misa”, explicó el padre Prado.

Así lo confirmó el pequeño Matthew Ruiz que pese a ser un fanático de las batallas de globos de agua con sus compañeros, considera la consagración durante la santa misa, como el momento de mayor disfrute.

“Es cuando el cuerpo de Cristo se convierte en pan y su sangre en vino”, dijo el chico de 10 años. “Espero con ansias el martes de cada semana”. “Se que voy a jugar con todo el grupo, pero también se que voy a ir a misa”, agregó.

Pie de foto: Un grupo de monaguillos de la parroquia de San Bernardo de Claraval, participa de la santa misa, el 25 de marzo de 2025. Foto: Especial para RC/Tacho Dimas.

UN ANHELO ESPECIAL

Maricela Perales, madre de Matthew ayuda al párroco a coordinar a los monaguillos en la misa dominical de las 3 p.m., además de participar con otros padres que colaboran en las reuniones del martes.

“Los niños juegan bastante, pero a la hora de servir toman una seriedad y amor a la misa, que sorprende”, comentó Perales.

Cristina Rodríguez, madre de siete niños, cinco de los cuales han servido como monaguillos en San Bernardo describió como una alegría lo que sus pequeños sienten de poder servir y compartir junto a otros chicos.

“Hay tantos niños que llegan con tanto amor para servir, que a veces no alcanzan las sotanas”, dijo Rodríguez, originaria de Hidalgo, México y feligresa desde 2005.

Para su hijo Esteban de nueve años, ser monaguillo fue un “gran anhelo”, desde antes de recibir la Primera Comunión.

“Me gusta jugar con los otros niños, pero cuando estamos en misa lo que más me gusta es hacer las patenas, porque cuido que no se caiga el cuerpo de Cristo”, explicó.  

Estar cerca de Jesús en el altar, sirviendo como monaguillo, “me ayuda para ir al cielo”, dijo Jeremías de 11 años y hermano de Esteban.

Tommy Miank de 12 años, se declaró feliz de recibir una formación integral. “Es muy divertido que el padre nos lleve a paseos, a pescar y a divertirnos, pero al mismo tiempo nos enseña a servir en el altar”.

Jeremías siente que su corta de edad, no resta seriedad a su ministerio.“Puedo ser yo mismo y disfrutar de servir a Dios”, dijo el jovencito que lleva cuatro años como monaguillo.

Con el Ministerio de Monaguillos en plena cosecha, el padre Prado ve en el involucramiento de los padres de familia un pilar de éxito.

Cada enero, el sacerdote predica a las familias la importancia de la participación en la santa eucaristía y los frutos de aquellos que escuchan su mensaje, se traducen en mas monaguillos. “Eso ayuda a que los niños se motiven para ayudar, porque si el papá entiende lo que es la misa, ¡qué deseo más bonito no es ver a su hijo ayudando en ella!”, aseguró.

Pie de foto imagen principal: El párroco Luis Prado (centro) posa con un grupo de monaguillos a los que forma en la parroquia de San Bernardo de Claraval, para servir en el altar y en la convivencia y los valores crsitianos. Foto Especial para RC/Tacho Dimas

Related Posts