Dos décadas lleva la Danza de San Miguel Arcángel preservando entre generaciones la tradición de bailar para la Virgen Morena.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
McKinney — Tocando el tambor y danzando para la Virgen de Guadalupe, Daisy Saldaña aprendió a ser católica. Su guía e inspiración ha sido siempre su madre, Martha Saldaña, que durante 16 años bailó junto a la Danza Matachines de San Miguel Arcángel y ahora es parte de la coordinación.
A los siete años Daysi se hizo matachín y celebró sus quince convirtiéndose en la Tamborera del grupo, que por generaciones se ha mantenido formando niños y jóvenes en esta tradición esencial de la fe católica mexicana.
“Es parte de nuestra cultura mexicana”, dijo la joven de 29 años. “Celebro compartirla con los mexicanos que viven en el norte de Texas y mostrar al resto de la comunidad de dónde venimos y lo que representa nuestra cultura y religión”, agregó.
TRADICIÓN QUE PERDURA
La Danza Matachines de San Miguel Arcángel empezó con 15 miembros y hoy tiene 40 entre los 10 y los 45 años de edad. El ministerio tiene una historia de 22 años en esta comunidad del norte de Dallas.
Carlos Gaytan, Martha Saldaña y Angélica Sánchez, lideran la danza, guiando no solo en la perfección de las coreografías, sino en la preservación de una tradición que aprendieron como niños y sienten la responsabilidad de preservar.
“Mi gozo es instruir a más niños, adultos y familias completas que quieran seguir esta tradición”, comentó Martha Saldaña, oriunda de Durango, México y feligresa de la Iglesia de San Miguel Arcángel desde hace 25 años.
“Quiero ayudar a otros jóvenes a que aprendan más de la Virgen de Guadalupe, así como lo aprendieron mis hijos”, dijo por su parte Angélica Sánchez, que durante una década bailó junto a sus tres hijos.
Cada otoño los coordinadores de la danza reinician ensayos con los nuevos integrantes.Todos los martes y jueves al caer la tarde, el estacionamiento de la parroquia de San Miguel Arcángel se llena de niños y jóvenes dispuestos a practicar.
El gran día llega el 3 de diciembre, cuando inicia cada noche la novena que se reza hasta concluir el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
La perfección de movimientos y la coordinación son vitales, pero la enseñanza del grupo va más allá del arte de aprender a bailar.
Carlos Gaytán, conoce bien esta enseñanza, pues pertenece a la danza desde que tenía 11 años y ahora la aplica más desde su rol como Monarca —como se llama al dirigente de los pasos—.
“Le digo a mis niños: ‘no bailamos para la gente, bailamos para la Virgen y ella desde que estamos en la practica ve el esfuerzo, ve que salieron cansados de la escuela y vienen aquí y a veces no nos explicamos de dónde nos nace tanta energía para danzar, porque es fe que no se puede explicar’”, agregó.
Ángel Gómez de 15 años se unió a los 8 motivado por la alegría que comunican los matachines al bailar. “Estoy muy feliz porque le estoy bailando a Dios y a la Virgen en gratitud por todo lo que nos han dado”, declaró. “Me siento orgulloso de ser parte de esta comunidad y de esta danza”, agregó.
“Nuestra danza es una oración. Hay gente que reza o canta, nosotros oramos bailando. Es una combinación de pasos que nos hace crecer en nuestra fe”, concluyó Gaytán.
Escuche más sobre la Danza de Matachines San Miguel Arcángel en el Podcast La Herencia de Nuestra Fe: https://podcasts.apple.com/us/podcast/la-herencia-de-nuestra-fe-episodio-3-la-danza/id1762900586?i=1000728624779
Pie de foto: Los coordinadores de la danza matachines de San Miguel Arcángel, no solo enseñan coreografías sino valores como el respeto a la herencia, la fe y la cercanía a la Iglesia. Foto: Especial para RC/Ben Torres


















