En el hogar de la familia Hernández cada 2 de febrero se ‘levanta’ el Niño Dios.
Por Violeta Rocha / Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS—Cuando Enoelia y Roberto Hernández recibieron el sacramento del matrimonio hace casi 18 años, entre varios regalos de boda, hubo uno que sin pensarlo se convirtió en una devoción y a través de los años en una bendición.
Se trata de la figura del Niño Dios con la que los Hernández han cultivado la tradición que inicia en la víspera de Nochebuena y culmina el 2 de febrero, Día de la Candelaria.
Desde la primera Navidad que los Hernández celebraron juntos como matrimonio, dedicaron tiempo y espacio al Niño Dios, sobre todo porque para Roberto, ese regalo de bodas, trajo recuerdos de cuando sus abuelos arrullaban a Jesús en San Luis Potosí, México, donde él creció.
Hernández, de 46 años, explicó que la devoción al Niño Dios lo motiva a ser mejor persona y lo apoya en su caminar diario.
“Es como tener otro hijo, porque nos motiva a seguir adelante día tras día, y me recuerda a mis abuelos que lo acostaban y levantaban todos los años”, narró.

EXPRESIÓN DE FE
El matrimonio cuida la figura de unos 20 centímetros de alto y la dispone en una silla de madera, dentro de una vitrina que mantienen siempre en el comedor de su casa.
Los esposos dieron su amor y cuidado al Niño Dios durante una década y ahora lo comparten con su hijo Mateo de siete años.
Roberto y Enoelia ofrecen un rosario el día de la levantada del Niño Dios e invitan familiares y amigos. El grupo degusta tamales después de rezar.
“No solo es una tradición heredada, sino es nuestra propia fe, es tener y recibir una bendición cada día”, comentó Enoelia. “Es una expresión de fe muy hermosa con la que entregamos y pedimos todo a nuestro Dios padre”.
Los esposos se conocieron cuando Enoelia participaba en el grupo de jóvenes adultos de la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe y Roberto en la Iglesia de Santa Mónica.
Aunque Enoelia, nacida en Dallas, creció viendo a sus padres, originarios de San Luis Potosí, acostar y levantar al Niño Dios, reconoce que ha sido junto a Roberto que verdaderamente ha profundizado en esta devoción.
Actualmente sus padres, Juventino Ruiz y María Gregoria García, son ’los padrinos’ del Niño Dios. De acuerdo con la tradición los padrinos arrullan, visten y levantan al Niño Dios.
Alrededor de 30 personas entre familiares y amigos acompañan a los esposos y a su hijo Mateo cada año en la levantada del Niño Dios, en la celebración Roberto toca la guitarra y su hijo que no puede esconder la emoción, pregunta cada 2 de febrero con alegría ¿cuándo se levanta el Niño Dios?”.
Pie de foto principal: Mateo Hernández de 7 años, besa la imagen del Niño Dios en el rosario realizado en su hogar. De acuerdo con la tradición, los asistentes al rosario de la levantada del Niño Dios, toman turnos para besar la figura. Foto: Especial para RC/Tacho Dimas