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Reflexiones de una historia forjada con entrega y pasión

Rectores repasan los grandes momentos en la evolución de la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe.

Por Violeta Rocha
Especial Revista Católica

En la historia de la Catedral Santuario Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe en Dallas, importantes capítulos se han escrito gracias al liderazgo de párrocos que supieron cultivar el sentido de comunidad que hoy define a la Iglesia madre de la Diócesis de Dallas.

Entre 1977 y 1987 el sacerdote carmelita Jenaro de la Cruz, ocupó el cargo de primer rector en la recién trasladada y antiguamente denominada Catedral del Sagrado Corazón de Jesús.

El padre Jenaro vivió el cambio de ubicación desde Little Mexico al centro de Dallas y la nueva denominación y dedicación a Nuestra Señora de Guadalupe. También abrió la puerta al establecimiento del ministerio hispano y la pastoral de migrantes que hoy son su sello distintivo.

EL GRAN CAMBIO

Gracias a su impulso la comunidad hispana se sintió bienvenida y pudo recibir a otras generaciones de latinos que no conocían la historia original, pero que venían buscando ‘santuario’ al cruzar la frontera sur entre México y Texas.

El sacerdote oriundo de Burgos, España, se refirió a esos años como los del “gran cambio” en una entrevista realizada con este medio en 2014. Allí recordó que para cuando dejó la rectoría para ser párroco de la Iglesia de Santa María del Carmen en Oak Cliff, la Catedral ya recibía 5,900 feligreses cada domingo.

“Tanta gente llegó a Catedral por dos motivos: tener a la Virgen de Guadalupe en el centro y tener Misas en español”, dijo entonces.

Monseñor Lawrence Pichard, tomó la rectoría entre 1998 y 1999. Entonces se estaba construyendo el centro parroquial y el reto era encontrar espacios para hacer comunidad.

“Teníamos una comunidad que quería una vida parroquial activa, pero era muy difícil porque no teníamos un lugar para hacer comunidad, ni siquiera teníamos un lugar para formación de fe”, dijo recordando que los retos no fueron obstáculos y buscaron celebrar su fe con apoyo de otras parroquias, como San Pedro Apóstol donde se impartían clases de formación de fe. Para 1997 el centro pastoral, las oficinas administrativas y el Gran Salon estuvieron terminados y funcionando.

Siga leyendo en la edición especial de diciembre, disponible en parroquias suscritas de la Diócesis de Dallas.

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