Como miembro del programa ACE, Francisco Hernández trae su talento al aula, mientras avanza en su proyección como educador católico.
REVISTA CATÓLICA DALLAS
DALLAS—Fueron sus maestros de escuela los que inspiraron a Francisco Hernández a decidirse un día por seguir sus mismos pasos y fue gracias a la motivación que recibió de ellos en su pequeño pueblo de Castleford, Idaho, que su perseverancia lo trajo a Dallas en 2021, para educar jovencitos de escuela intermedia, en la Academia Católica San Felipe y San Agustín.
“En mi adolescencia no hubiera podido lograr nada sin mis maestros”, dijo Hernández que creció en un pueblo de menos de 300 habitantes en la frontera con el desierto de Owyhee, en el noroeste del país.
Con el impulso de sus maestros, Hernández fue aceptado en la Universidad de Notre Dame, en Indiana, donde obtuvo un título en Artes Liberales.
“Mis profesores me motivaron para dar lo mejor de mí y nunca renunciar”, aseguró. “Para mi cuenta mucho tener profesores motivados porque ellos pueden impactar positivamente la vida de un estudiante”, agregó.