Luz Flores trabajó sin descanso para ver a su hija graduarse de una escuela católica. La joven supo pagarle con creces.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS— Los sacrificios de trabajar largas jornadas para solventar los gastos de estudio de su única hija, se vieron materializados para Luz Flores el pasado 27 de mayo cuando su hija Cielo Martínez, se graduó con honores de la preparatoria católica Bishop Dunne en Dallas.
Oriunda de Zacatecas, México, donde se educó en una escuela católica y se graduó como contadora, Flores limpió todas las noches durante diez años los pasillos, salones y oficinas de la escuela Bishop Dunne, albergando el deseo de ver a su hija educarse algún día en esas aulas.
Cuando la pequeña Cielo cerró con éxito su primaria, Flores decidió pedir ayuda financiera y logró un cupo para ella en Bishop Dunne.
“Mi mamá quería que viniera a esta escuela porque ella personalmente conoció a los maestros y sabía qué tipo de educación me podrían dar aquí”, relató Martínez, graduada con un promedio de 4.3, reconocida como Falcon Dorado y primera en la clase de matemáticas y orquesta.
Con emoción y agradecimiento, la joven que irá a la Universidad de Chicago a estudiar biología y cinematografía, recordó las noches que se quedaba dormida después de hacer la tarea, mientras su mamá limpiaba.
“Es como haber crecido aquí”, recordó de aquellos años. “Mi mamá trabajaba en las noches, entonces yo hacia mi tarea aquí, me quedaba dormida y cuando me despertaba ya era tiempo de regresar a la escuela”.
El pasado 27 de mayo, día en que se graduó Cielo, Flores no pudo contener la felicidad de haber alcanzado el sueño que anheló.
“Verla caminar en el podium para recibir su diploma de graduación fue un bumerán de emociones y recuerdos”, describió. “Verla graduarse es una gran alegría; me siento contenta porque ella va a ir a dónde quiere y a estudiar lo que le gusta”.
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