Por Constanza Morales
Revista Católica Dallas
En su infancia en México y gracias al apoyo inspirador de su madre, Rosa Barrientos aprendió el valor que para un niño tiene poder ser libre para explorar. Por eso su salón de clases en la escuela católica de Santa Elizabeth de Hungría en Dallas, es un espacio único en el que sus alumnos exploran la lengua materna de sus padres y abuelos, más allá de los límites curriculares.
Igual que como sucedía en sus años de infancia, cuando con el aliento de su madre ella se reunía con sus amigos de vecindario para cantar, bailar y comer galletas María con dulce de leche, la maestra Barrientos motiva a sus alumnos a conocer la riqueza de su idioma, disfrutando la alegría de las tradiciones que lo enriquecen, la gastronomía que lo complementa y los matices culturales que lo hacen cautivador.
En los 26 años que lleva enseñando de prekínder a octavo grados en Santa Elizabeth de Hungría, su dedicación no ha pasado desapercibida. Barrientos, la menor de ocho hermanos nacidos en Nava, Coahuila, México y la primera en obtener un título universitario en su familia, ha sido galardonada tres veces con el premio Work of Heart que otorga la Fundación Católica al personal sobresaliente de las escuelas católicas en la Diócesis de Dallas.
Jennifer Broth, directora de la escuela Santa Elizabeth, describió a Barrientos como “una maestra muy trabajadora y dedicada que ama a sus alumnos y a la escuela” y destacó el espíritu que distingue a su salón “lleno de canto, baile y alegría”. La directora admira la dedicación de la señora Barrientos que “todas las tardes está en su aula apoyando a los alumnos para garantizar su éxito no solo en su clase, sino en todas sus materias”.
Barrientos recibió en diciembre pasado su tercer premio Work of Heart, una oportunidad que para ella es una afirmación de la razón que la motiva a seguir dedicada a la enseñanza: “ayudar a los estudiantes a convertirse en individuos responsables, compasivos y comprometidos a vivir su fe”.
Revista Católica habló con la señora Barrientos acerca de su trayectoria en la enseñanza y cómo su herencia hispana y su profunda fe, son parte integral de su misión educadora.
¿Diría que su herencia hispana enriquece su experiencia docente? ¿En qué medida?
Enseñar español me permite participar activamente en el idioma y el trasfondo cultural de mi familia. No solo puedo enseñar el idioma, sino también bailes folclóricos, ya que bailé folclor durante toda mi infancia. Los aspectos culturales de mis raíces son muy importantes para mí y los comparto con mis estudiantes, por ejemplo, Las Posadas, El Día de los Muertos, El Día de la Virgen de Guadalupe. Enseñar español es mi forma de celebrar y transmitir mi legado cultural a los demás.

La maestra Rosa Barrientos posa con alumnos en la escuela de Santa Elizabeth de Hungría, el 21 de enero de 2025. Barrientos ha recibido tres veces el premio Work of Heart por su dedicación. Foto: RC/Michael Gresham
¿Cómo influyó su crianza en su amor por la enseñanza?
Mi familia emigró de México a mis 11 años. Yo era y sigo siendo una persona muy ocupada a la que le gusta explorar y hacer cosas diferentes para mantenerse ocupada. Cuando era niña, me encantaba bailar, cantar y jugar a la escuelita. Mi madre, que era ama de casa, me dio la libertad de explorar. Me dejaba organizar pequeñas fiestas en mi casa e invitar a todos mis amigos del barrio. Me encantaba todo, bailar, cantar y enseñar, pero lo mejor de todo, el estímulo de mi madre para seguir intentándolo y hacerlo mejor. Siempre nos decía que teníamos que ser los mejores en lo que hiciéramos.
¿Cómo llegó a la escuela de Santa Elizabeth de Hungría y qué la inspira a continuar allí?
Llegué cuando mi hijo menor tenía cuatro años y estaba en preescolar, eso fue hace 26 años. Me encanta ver el entusiasmo de los estudiantes cuando hacen conexiones y realmente entienden el material, así como ver las caras felices de los niños de prekínder y kínder bailando y cantando nuestras canciones en español.
Si tuviera que elegir una lección de vida que sus estudiantes le han enseñado ¿cuál sería?
Me han enseñado muchas lecciones de vida, pero la más importante para mí es la resiliencia. He tenido experiencias de vida no tan buenas, como perder a mi propio hijo. Mis estudiantes me reconfortaron, fueron amorosos y respetuosos de mis sentimientos y sin embargo, esperaban que me recuperara para darles lo mejor de mí.
¿Qué le aporta el premio Work of Heart a su amor por la docencia?
Le da alegría a mi corazón porque no solo demuestra lo que amo hacer, sino que mi esperanza es que se vuelva contagioso e inspire a otros a ayudar. Me encanta cuando los estudiantes hacen fotos de mí y de ellos en el aula o ese momento de enseñanza que recordarán por siempre. Para mí, estas son las mayores recompensas de mi carrera y me dan esa energía extra para mejorarla. Alguien en algún lugar ha reconocido mi dedicación a la enseñanza y demuestra que he marcado una diferencia en la vida de un niño o de una familia.

Pie de foto imagen principal: La maestra Rosa Barrientos enseña el premio Work of Heart otorgado en diciembre pasado por la Fundación Católica en reconocimiento a su dedicación y esfuerzo en la escuela Santa Elizabeth de Hungría en Dallas. Foto: RC/Michael Gresham