Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS— De sus 14 años de experiencia como educadora la hermana Sophia López ha pasado 4 enseñando a jovencitos en la escuela católica de María Inmaculada en Farmers Branch.
La religiosa oriunda de Oakland, New Jersey, describe su labor con regocijo y dice que se esfuerza en enseñar a los jóvenes a pensar, reflexionar y sentir la fe, valiéndose de creativos métodos que hacen “visible lo invisible” en la mente y el corazón.
Sus alumnos están entre el sexto y el octavo grado y su labor le mereció recientemente ser nominada al premio del mejor maestro católico en la Diócesis de Dallas.
Nacida en un hogar católico con ascendencia ítalo-española, la hermana López escuchó su llamado a la vida religiosa en sus años de escuela y en 2007 tomó sus primeros votos bajo la Hermandad Dominica de Santa Cecilia establecida en Nashville, Tennessee. Está entre las 300 religiosas que sirven como maestras en unas 35 escuelas en Estados Unidos y algunas misiones en Irlanda, Holanda, Australia, Escocia y Vancouver.
En charla con Revista Católica, la hermana López habló sobre su llamado vocacional, su amor por la enseñanza como fruto de la entrega a Dios y su alegría por ser una guía para jóvenes estudiantes.
¿Cómo germinó en usted la vocación religiosa?
Tuve una conversión que me llevó a una relación más personal con mi fe y en mi último año de preparatoria vino el primer llamado de Dios a la vida religiosa. Durante un retiro espiritual, rezando frente a la Eucaristía, lo que sabía en mi cabeza hizo un viaje a mi corazón. Me sentí tan abrumada por su amor que la única respuesta natural fue pensar: ‘¿si me amas tanto que más puedo darte que mi vida entera?’. En ese momento de oración supe que quería amar a Dios con un corazón indiviso.
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