Josue Zamarripa, Valeria Gonzalez y Emiliano Reyes son los servidores de altar del año. Este es su secreto.
REVISTA CATÓLICA DALLAS
Cada vez que iba a Misa y veía a los monaguillos asistiendo al sacerdote, Josue Zamarripa se preguntaba lo mismo: ¿Será que yo también puedo servir? La duda dejó de ser un asunto pendiente hace dos años, cuando Zamarripa saltó de la timidez a la acción, en un momento que el chico describió como “de valentía”, cuando decidió hacerse servidor de altar.
“No me arrepiento”, dijo con contundencia el joven de 11 años. “Cuando llegó mi primer día de servir, me sentí orgulloso de haberlo logrado”, compartió Zamarripa que fue bautizado en Santa Cecilia hace una década.
A su compañera Valeria Gonzalez, la motivó mucho ver a su hermano mayor sirviendo como monaguillo. “Quería ser como él; me sentí muy emocionada de ser capaz de ayudar en la Misa e inspirar a otros niños a hacerlo”, dijo la joven de 14 años. Gonzalez sirve hace cuatro años en la Iglesia de Santa Cecilia.
Para Emiliano Reyes, de 16 años, ver a su hermano mayor completar los sacramentos de iniciación a través del programa RICA, fue un impulso que lo llevó a servir no sólo en Santa Cecilia, sino también en las misas de su escuela, la preparatoria católica Cristo Rey, donde acaba de concluir décimo grado.
“Si me hubieran preguntado hace cinco años sobre el servicio a la Iglesia no hubiera sabido que contestar”, respondió Reyes que además pertenece al grupo de jóvenes de la parroquia.
“Hoy puedo decir con orgullo que conozco más de Dios y me hace feliz saber que con mi ejemplo otros jóvenes se van a acercar mas a Él”.
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