El miedo de perder a su mamá se transformó en un compromiso de fe que ilumina su vida.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS— Cada día de la madre es para Jacquelin García un día de acción de gracias. Tener hoy a su madre al lado, es para esta joven de 19 años un regalo que agradece a través de la danza.
Siendo muy niña Jaquelin llevó su desesperación a los pies de la Virgen de Guadalupe y le prometió hacerse matachín si ella le permitía conservar a su madre con vida.
Ha pasado casi una década desde aquella promesa y aunque la niña se convirtió en mujer, su compromiso con la virgen la impulsa todos los días para continuar danzando en señal de alabanza.
En numerosas audiencias sobre la familia, el Papa Francisco se ha dirigido a los católicos del mundo acerca de la importancia que tienen los padres en cultivar la fe de sus hijos.
La relación con los hijos, ha dicho el Papa, es “la dimensión más gratuita del amor, que nunca deja de sorprendernos”.
“Ser hijos es la condición fundamental para conocer el amor de Dios, que es la fuente última de este auténtico milagro. En el alma de cada hijo, por más vulnerable que sea, Dios pone el sello de este amor, que está en la base de su dignidad personal, una dignidad que nada ni nadie podrá destruir”.
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